Este artículo ha sido verificado y aprobado por la psicóloga y sexóloga Arola Poch el 4 de marzo de 2025.
La imagen de una mujer pisando a un hombre tumbado (y disculpad la heteronormatividad, pero el imaginario colectivo muchas veces cae en ella) no resulta demasiado extraña y se asocia a determinados tipos de masajes relajantes o terapéuticos con origen asiático. Pero además de eso, resulta que para algunas personas tiene también una connotación erótica y es una práctica sexual muy placentera. Esta segunda versión se conoce como trampling (del inglés trample, pisar) y tiene más adeptos de lo que algunos se imaginan.
¿QUÉ ES EL TRAMPLING Y POR QUÉ RESULTA EXCITANTE?
El trampling es el juego erótico en el que una persona es pisada por otra. Básicamente se relaciona con tres aspectos: el fetichismo de pies, la sumisión y el masoquismo. Por cualquiera de esas razones puede resultar una práctica muy excitante.
Tanto quien pisa como quien es pisado pueden sentir excitación por los mismos motivos, pero desde diferentes y complementarios puntos de vista. O bien notar los pies o bien jugar con estos sobre la piel de la otra persona. O bien por la sensación de dominar a la “alfombra humana” o de ser dominado. Es en este punto, el del poder derivado de tener a alguien bajo los pies, por el que el trampling se incluye dentro de las prácticas BDSM (Bondage, Disciplina, Dominación, Sumisión, Sadismo y Masoquismo).

El trampling puede ser muy excitante.
BENEFICIOS DEL TRAMPLING
Cualquier práctica erótica consensuada que resulta placentera tiene múltiples beneficios. Desde los físicos, como mejorar el estado de ánimo y el sistema inmune, reducir el estrés y el dolor, entre otros, hasta los relacionales que tienen que ver con fortalecer la conexión y la complicidad. En el caso del trampling hay que añadirle los derivados de la particularidad de su ejecución. Como decía al principio, hay técnicas de masaje que se ejecutan con los pies (katapateo es el nombre de una de ellas), que tienen como fin relajar la espalda y las tensiones que se acumulan allí. Si bien el trampling es una práctica erótica con un objetivo diferente al terapéutico, de rebote se pueden conseguir ciertos efectos secundarios positivos. Por concretar, más de una vez pisar a alguien ha hecho que se le recoloque alguna que otra vértebra.

Algunos beneficios del trampling.
¿CÓMO PRACTICAR TRAMPLING?
Pisar no tiene demasiados riesgos siempre y cuando se haga con sentido común y se tengan un mínimo de conocimientos, cosas que deberían estar siempre presentes en cualquier práctica BDSM. Esto se puede concretar en algunas ideas:
Cuando hay un estado físico adecuado y una relación equilibrada de los pesos de las personas en ambos roles (la lógica dice que la persona más contundente abajo y la más ligera arriba) no debería haber mucho problema para que quien ejerce el rol bottom (abajo).
Si la persona en rol top (arriba) es más voluminosa entonces habría que valorar la conveniencia de la práctica y, si se asume un riesgo controlado, optar por no dejar caer todo el peso en la persona, apoyándose en, por ejemplo, algún mueble cercano. Esta idea es interesante también cuando se está empezando en esta práctica y quizás no hay mucha seguridad.
Cuando alguien se inicia en esta práctica como persona que pisa una de las primeras dudas es sobre si se hará daño, eso genera inseguridad y se pisa con un cierto miedo. Es lógico, pero remito al punto 1 y al resto de ideas que aquí se comentan. Por otro lado, la persona pisada a lo mejor tiene experiencia y puede dar seguridad.
Se puede pisar en todo el cuerpo con especial atención a zonas sensibles como las costillas flotantes, los genitales o el cuello. Hay que evitar también las articulaciones (rodillas, tobillos...). La cara también puede ser pisada, pero es mejor hacerlo solo cuando la persona pisada tiene práctica y sabe que lo aguanta bien. Se puede empezar subiéndose al pecho o al estómago, son dos zonas fáciles. Y siempre estar pendiente de quien está abajo, de sus reacciones y sensaciones.
Si eres bottom y es de tus primeras veces (si no ya sabrás cómo aguantas mejor la presión) puede ser buena idea contraer los músculos. Es más cansado, sí, pero se protege la zona.
Ante cualquier dificultad o incomodidad, no hay que aguantar de más. No es necesario demostrar nada. Se dice y se para el juego. Esto es válido para cualquier interacción sexual, por cierto.
Hay que tener en cuenta posibles lesiones que pueda tener la persona pisada para ser especialmente cuidadosos con esa zona. Preguntar antes de jugar sobre esto, así como sobre posibles dudas o inseguridades debería ser obligatorio siempre.
Es recomendable que la persona tumbada se sitúe cerca de una pared o punto de apoyo (un mueble, por ejemplo) para que quien está arriba controle fácilmente su equilibrio y además pueda reclinarse y reducir peso en caso necesario.
Hay que tener en cuenta la forma en que se coloca el pie al pisar. Si se distribuye el peso de forma equilibrada o si se pone de puntillas las sensaciones para quien es pisado serán diferentes. De esta última manera resulta más doloroso al concentrar el peso en un punto de apoyo más pequeño.
Y una vez arriba, ¿qué se hace? Se puede caminar por el cuerpo, se puede distribuir el peso para provocar diferentes sensaciones o hacer lo que a cada cual consensuadamente le apetezca.
Como en toda práctica BDSM (y aunque no sea de este ámbito), no hay que olvidar el aftercare, los cuidados después de cualquier interacción.

Disfruta del trampling con seguridad.
VARIANTES EN EL TRAMPLING
Con la misma base, pisar, se puede hacer de diferentes maneras. Hay quien prefiere pisar con los pies descalzos y hay quien con zapatos. De la primera manera, se nota más la sensación de las pieles en contacto y es muy adecuado para fetichistas de esta parte del cuerpo. Usando calzado se pierde cierta sensibilidad y equilibrio, pero se puede ganar en intensidad (pisar con zapatos de tacón tiene un extra de dolor y de marcas, sobre todo si se apoya el peso en la zona trasera del stiletto).
Otra variante es el multitrampling, esto implica a varias personas pisando a la “alfombra humana”. Desde dos hasta el número que la persona tumbada pueda aguantar (por peso y/o por espacio físico). El peso se distribuye en diferentes puntos y, por lo que dicen quienes lo practican, no es tan complicado como puede parecer desde fuera (sin quitarle mérito, por supuesto). Ahora bien, solo recomendable para expertos y recordando que no es necesario batir ningún récord. No siempre más es mejor.
A la hora de pisar, el juego puede centrarse en el dolor o en la interacción con los pies. En el primer caso se buscará intensificar las sensaciones y dejar caer más peso, incluso hay quien goza cuando le saltan encima. En el segundo, es un juego más sutil, quizás más erótico, donde los pies acarician el cuerpo de la persona tumbada tomando así protagonismo el fetichismo.
Y a partir de esta guía básica, que cada cual disfrute, experimente, juegue y le ponga imaginación al asunto. Con consenso, cuidados y sentido común algo tan sencillo como pisar puede convertirse en un auténtico placer.

Trampling en todas sus variantes.
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