Hedonismo, ¿el placer da la felicidad?

Hedonismo, ¿el placer da la felicidad?

Este artículo ha sido escrito y validado por la psicóloga y sexóloga Lucía Jiménez el 15 de septiembre de 2024.

Juan folla mucho, muchísimo. Juan es un hedonista. Rocío no folla tanto, y no siempre que lo hace, tiene un orgasmo. Rocío se embelesa con los ojos de su novio Roberto, y siente felicidad cuando pasea con la compañía de la música de sus auriculares y la brisa. Rocío también es una hedonista.

¿Qué diferencia a Juan y a Rocío? ¿Si los dos son hedonistas, por qué se comportan diferente?

Hedonismo definición

¿QUÉ ES EL HEDONISMO?

El hedonismo es una escuela filosófica que aparece alrededor del siglo IV a.C. en la antigua Grecia. La palabra “hedonismo” viene del griego hēdonḗ y significa placer. Los hedonistas creen que en el placer está la felicidad, y que una vida que dirige sus acciones a la búsqueda del placer, es una vida plena.

Tanto Juan como Rocío son hedonistas, porque ambos se deleitan en los pequeños, y no tan pequeños, placeres de la vida. Aunque Rocío encuentre los placeres en unos lugares, y Juan en otros.

¿TODOS LOS PLACERES LLEVAN A LA FELICIDAD?

Para algunos hedonistas, la felicidad está en satisfacer los deseos inmediatos. Para otros, la felicidad se encuentra en la ausencia de dolor, o sea, en hacer lo que nos dé placer, y evitar lo que nos lo quite.

Entonces, ¿cómo sabemos dónde está el placer? ¿Qué pasa si perseguimos un placer, y resulta que después de todo, no nos lo da?

Solemos pensar que el placer está en el dinero, el reconocimiento, el sexo, la comida, etc. (y puede estarlo), pero olvidamos que el placer también puede encontrarse en cosas sencillas como una conversación profunda, una mirada, un paseo o una canción. A veces perseguimos placeres porque hemos aprendido que lo son, en lugar de descubrir cuáles son nuestros propios placeres.

Placer y felicidad

¿El placer da la felicidad?

Otra cosa que nos pasa a menudo, es que nos cegamos a la hora de conseguir algo que creemos que nos dará placer, y en su persecución, encontramos sufrimiento. Esto se conoce como la paradoja hedónica, y la describe Henry Sidgwick en su libro “Los métodos de la ética”, allí señaló:

El impulso hacia el placer puede ser contraproducente. No conseguimos los placeres si los buscamos deliberadamente.

Un ejemplo perfecto de esta paradoja lo tenemos en el sexo, cuando nuestro objetivo principal es tener un orgasmo. Por un lado, nuestras creencias nos dicen que lo más placentero del sexo es el orgasmo, y lo perseguimos, forzando que suceda, obsesionándonos y preocupándonos si no llega. Además, en ese camino dejamos de sentir el cuerpo, nos desconectamos del placer y precisamente eso provoca que el orgasmo no aparezca. Y la relación sexual, deja de ser algo disfrutable, para convertirse en una situación estresante más.

Ahora imagina que tu placer se encuentra en tener sexo, pero con tu ex. En ese momento sientes mucha felicidad, pero ese placer tiene consecuencias que no te hacen sentir bien: echar de menos, confundir las cosas, pasarlo mal, arrepentirte… Algunos hedonistas te dirían que si perseguir un placer, conlleva un deterioro de la salud o del bienestar, entonces no es placer. Si para disfrutar de un placer, nos exponemos a un malestar posterior, entonces estamos siguiendo un camino equivocado.

¿ES MALO SER HEDONISTA?

Si Juan es un hedonista, Juan debe ser una persona cínica, preocupada de sí misma y de consumir cuerpos, ¿no?

La palabra hedonista tiene una connotación negativa en la actualidad. Cuando decimos que alguien es un o una hedonista, la imagen que nos viene a la cabeza es la de una persona que se da a los placeres, de cualquier tipo, de forma desmedida. Alguien que se abandona al sexo, la bebida, la comida, etc. de forma que descuida su propia vida y perjudica a lxs demás. En el imaginario colectivo, un hedonista es alguien egoísta y poco profundo.

Hedonista malo

¿Ser hedonista es algo negativo?

El lenguaje es muy importante porque nos ayuda a entender cómo la sociedad entiende y juzga el mundo. Para llegar hasta los significados actuales, han tenido que suceder cosas a lo largo de la historia, y no es casual que la palabra hedonista tenga tan mala prensa.

En la Edad Media, el cristianismo se encargó de señalar los placeres del cuerpo como algo indigno y poco espiritual. De esto también son responsables algunas figuras como el Marqués de Sade u Oscar Wilde, dos personalidades conocidas por llevar a cabo un hedonismo extremo en el que no existen límites para el placer, mediante comportamientos muy cuestionables, por llamarlos de algún modo.

Sin embargo, el hedonismo va mucho más allá. El hedonismo entiende el placer y la búsqueda de la felicidad de una forma muy amplia. Tal y como dice Valerie Tasso en “Antimanual de sexo”:

“El hedonismo es una actitud ante la vida. Es una filosofía vital que prima el instante sobre el devenir, que reivindica la valentía sobre el miedo, que respeta la materialidad y cuestiona el espíritu, que gestiona lo que sucede sin despreciarse por lo que nunca sucedió, que aprecia la lógica de vida y cuestiona la lógica de muerte, que sabe que lo suficiente es suficiente, que busca el placer donde está, no donde se busca, que hace de su cuerpo su aliado, no su prisión […] El hedonista ejerce el difícil arte de establecer la paz consigo mismo”.

SÍ, SOY UNA HEDONISTA

Follar más, será la fuente de felicidad para algunos. Otrxs te dirán que, si follar más conlleva consecuencias negativas, entonces no te hará feliz. Otro grupo de hedonistas pensará que no es cuestión de follar más, sino de disfrutar de las sutilezas del encuentro. Cada persona es libre para descubrir sus placeres, y llenar su vida de ellos.

Para Rocío, el placer está en los ojos de Roberto. Para Juan, está en compartir su cuerpo. También está en una taza de café, una carcajada compartida, el sol de la mañana que se cuela por la ventana, y en las manos de una madre.

Placer en tu vida

El placer está en tu vida.

Lo que está claro, es que seas unx hedonista o no, el placer está en tu vida, y tienes derecho a experimentarlo. La culpa y el miedo a disfrutar, nos bloquea y nos desconecta del mundo y sus regalos.

Un cuerpo abierto, es aquel que encuentra el placer en casi cualquier cosa, sea sexo o no. El placer es del cuerpo. El placer somos nosotrxs.

BIBLIOGRAFÍA

  • Onfray, M. (2008). La fuerza de existir: manifiesto hedonista. Anagrama.
  • Sidgwick, H. (2022). The methods of ethics. DigiCat.
  • Tasso, V. (2009). Antimanual de sexo. Booket.

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Lucía Jimenez
Lucía Jimenez

Psicóloga y Sexóloga. Graduada en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid, Máster en Sexología Clínica y Terapia de Pareja por el Instituto de la Pareja de Murcia. Especializada en divulgación y creación de contenido digital sobre sexualidad, salud sexual y juguetería erótica. Ver más.

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