Este artículo ha sido verificado y aprobado por la psicóloga y sexóloga Arola Poch el 14 de mayo de 2024.
¿QUÉ ES LA ASEXUALIDAD?
Cuando Javier tenía 23 años y salía de fiesta no entendía demasiado a sus amigos que buscaban ligar y tener sexo con alguna chica o chico. A él no le atraía sexualmente nadie, no le apetecía irse a la cama con nadie. Y a pesar de eso, siguió la inercia e intentó acostarse con chicas que acababa de conocer, pero definitivamente no se sentía cómodo y acababa siendo un desastre. Un día, navegando por internet, encontró una publicación que hablaba de la asexualidad, se identificó con su definición y, aquello que no entendía, encajó. Poner nombre sirvió para comprender que no había nada raro, simplemente que él era así.
Se calcula que un 1% de la población es asexual, esto se traduce en más de 78 millones de personas en el mundo, 474.000 en España. Como Javier, muchas de ellas tardan en reconocerse como asexuales al ser esta una orientación sexual poco conocida y con escasos (o ningún) referentes. La asexualidad hace referencia a personas que no sienten atracción sexual hacia otras o esta aparece solo bajo determinadas circunstancias. Se habla de que es un espectro porque, bajo la orientación primaria que es sentir atracción sexual hacia nadie, luego incluye orientaciones secundarias en las que la aparición de la atracción está condicionada a la existencia de situaciones concretas.
De qué hablamos cuando hablamos de asexualidad
Algunas orientaciones secundarias dentro del espectro asexual
Hay muchas orientaciones secundarias dentro del espectro asexual. Puede que sea debido a que en el momento en el que nos permitimos salir de la norma y explorarnos, van viendo la luz nuevas realidades. Y cuando, además, se pueden compartir sin ser juzgadas, se descubre que hay más personas con esa misma manera de sentir. Algunas de estas orientaciones secundarias son:
Demisexualidad: para que pueda aparecer la atracción sexual tiene que haber un vínculo emocional importante previo. Es la orientación más habitual dentro del paraguas de la asexualidad.
Fraysexualidad: personas que sienten atracción sexual cuando no tienen un vínculo emocional profundo. Sería lo contrario a la demisexualidad, cuando aparece la conexión emocional, desaparece la atracción.
Cupiosexualidad: cuando no existe atracción sexual pero sí se desea/gusta tener relaciones sexuales.
Aegosexualidad: personas que además de no sentir atracción, no experimentan deseo de tener relaciones sexuales con nadie. Sí tienen fantasías, pueden consumir porno, masturbarse… pero no tienen ganas de compartir eso con nadie más.
Reciprosexualidad: la atracción sexual aparece hacia alguien solo cuando esa persona también la siente de regreso, es decir, cuando es recíproca.
Aceflux: personas que son mayoritariamente asexuales pero en algunos momentos pueden ser alosexuales (la alosexualidad es lo contrario a la asexualidad).
Todas estas etiquetas, y algunas más que existen, se incluyen dentro de otro nombre genérico: grisexualidad. Porque en sexualidad (y en la vida en general) las cosas no son blancas o negras, hay muchas tonalidades grises en medio.
El espectro asexual es muy amplio.
DIFERENCIA ENTRE ATRACCIÓN Y DESEO SEXUAL
Puede que al leer todos los nombres anteriores (tranquilidad, no es necesario aprendérselos, simplemente entender que hablamos de diferentes posibilidades) y sus correspondientes definiciones, haya llamado la atención que las personas asexuales tengan relaciones sexuales. Esta es una confusión habitual que puede tener su origen en el nombre que se le da a la orientación. El prefijo a- significa sin y se puede interpretar como que no tienen sexo, cuando en realidad no tiene por qué ser así. No sentir atracción no implica, obviamente, que su cuerpo no pueda sentir excitación y placer. Así que hay asexuales que sí tendrán interés en el sexo y otros que no. No hay una única manera de ser asexual.
Más complicado puede resultar entender la diferencia entre atracción y deseo sexual. Este último son las ganas de tener relaciones sexuales y se puede despertar porque se siente atracción hacia alguien o por otros motivos. Son procesos diferentes y las personas asexuales pueden sentir deseo pero no atracción hacia alguien. Y ese deseo les llevará a realizar las prácticas que les apetezcan, en solitario o en compañía.
Dentro del deseo sexual también hay que distinguir la asexualidad del deseo sexual hipoactivo. Esto es cuando la persona sí ha sentido atracción a lo largo de su vida (es, por lo tanto, alosexual), pero por determinados factores pasa por una época, temporal, en que tiene bajo deseo.
IDEAS ERRÓNEAS SOBRE LA ASEXUALIDAD
Alrededor de la asexualidad hay muchos mitos. Desde personas que consideran que eso no es posible o creen que es un problema o trastorno que hay que curar, a confundirla con el celibato o con un rechazo al sexo. Nada de todo eso.
La asexualidad es una orientación sexual más, como lo es la heterosexualidad, la homosexualidad o la bisexualidad. No es un trastorno y no requiere de ningún tipo de tratamiento. De hecho, tratar de cambiar la orientación de las personas es una terapia de conversión violenta, injustificable e inaceptable. Igual que lo sabemos para la homosexualidad, también lo es para la asexualidad.
El celibato es una decisión consciente de no querer tener relaciones sexuales y eso no tiene nada que ver con la atracción. Además, dentro de la asexualidad, como ya hemos visto, sí puede haber interacciones sexuales.
Las personas asexuales no sienten un rechazo, odio o miedo al sexo. Simplemente en algunos casos puede ser algo que no les interese a nivel práctico.
¿Soy asexual?
CÓMO SABER SI SOY ASEXUAL
Si algo de todo esto que hemos explicado te resuena, puedes reflexionar sobre los siguientes puntos para saber si podrías ser asexual.
En general no sientes atracción sexual hacia otras personas y esto ha sido así a lo largo del tiempo.
Para que sientas atracción por alguien, deben darse unas condiciones concretas.
Has sentido o sientes presión por tener que disfrutar del sexo.
Puedes disfrutar del sexo, pero solo bajo determinadas condiciones.
Valoras el atractivo de las personas, pero no te despiertan ningún interés sexual solo por ello.
Tienes deseo sexual, pero no lo diriges después hacia otras personas.
El sexo te parece fenomenal, pero no tienes ningún interés en experimentar relaciones sexuales.
La autobservación, conocerse a uno mismo, es la mejor manera de saber con qué realidad nos identificamos. Escoger la etiqueta que nos transmita mayor comodidad sirve para ponerle nombre a esa realidad propia, y a partir de ahí, poder conocer otras personas que se identifiquen con ella. Y así poder compartir experiencias y sensaciones. Cuando se sale de la normatividad, compartir puede ser muy necesario para naturalizar algo que es normal, y es que la asexualidad es una orientación sexual más que viene a confirmar algo que ya sabíamos: la sexualidad humana es muy diversa.
La sexualidad humana es muy diversa.
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