Este artículo ha sido escrito y verificado por la psicóloga y sexóloga Arola Poch el 6 de febrero de 2024.
En un vídeo que tristemente se hizo viral hace un tiempo, un tipo decía algo así como “las mujeres podéis acostaros con quién queráis, pero tened claro que si tenéis un bodycount alto nadie os querrá como novias”. Bodycount, para quién no lo sepa, hace referencia al número de personas con las que se han tenido relaciones sexuales. Es decir, según ese vídeo, una mujer que haya disfrutado libre y activamente de su sexualidad va a ser penalizada. En el caso de los hombres no se le da tanta importancia a ese número y si se le da puede que incluso sea en positivo. Este concepto es un ejemplo de lo que se conoce como doble estándar sexual y es uno de los motivos por los que una mirada feminista ha de estar presente también en el sexo.
EL DOBLE ESTÁNDAR SEXUAL
El doble estándar sexual es valorar de manera diferente un determinado comportamiento sexual en función de si lo realiza un hombre o una mujer. Tradicionalmente, esta actitud ha implicado la defensa de mayor libertad sexual de los hombres en comparación con las mujeres. Es obvio que esto es una visión no igualitaria y parece que, aunque hemos avanzado en algunas cosas (por suerte), sigue estando presente en nuestra sociedad.
Un estudio del Laboratorio de Sexualidad Humana de la Universidad de Granada analizó cómo se valoran las conductas sexuales de hombres y mujeres y si seguía vigente este doble estándar. Y resultó que sí, con algunos matices. Entre los hombres de 26 a 55 años que participaron en el estudio la opción más apoyada fue el doble estándar sexual favorable al hombre. Los hombres de 18-25 años y los mayores de 55 años apoyaron la norma igualitaria. Y si se toman los datos globales de toda la muestra (hombres y mujeres, sin distinción por edades) también prevalecía la norma sexual igualitaria. Así que sigue habiendo una cierta valoración diferente con lo que, por si alguien lo dudaba, el feminismo sigue siendo necesario.
Cómo se valoran los comportamientos sexuales.
Algunas conclusiones que se han obtenido al analizar cómo influye el doble estándar sexual en la vivencia de la sexualidad dan un panorama más bien triste para el placer femenino:
El apoyo al doble estándar sexual favorable al hombre dificulta en las mujeres la experiencia plena del deseo sexual, en parte por desconocimiento y en parte por prejuicios. Por ejemplo, puede pasar que algunas mujeres no se atrevan a tomar la iniciativa a la hora de tener relaciones sexuales porque piensan que van a ser juzgadas por ello.
La satisfacción sexual se asocia de manera negativa con el apoyo al doble estándar sexual ya que la diferente valoración hace que el placer del hombre se sitúe en el centro y las mujeres no se permitan disfrutar tanto.
Una actitud de las mujeres a favor del doble estándar sexual se relaciona con menor uso de protección en las relaciones sexuales ya que dificulta la toma de decisiones por el miedo a ser estigmatizadas. Un ejemplo de esto puede ser mujeres que optan por no llevar un condón encima porque a ver qué van a pensar de ellas.
SEXO FEMINISTA
La brecha orgásmica hace referencia a la diferencia en el número de orgasmos que, en general, experimentan los hombres y las mujeres en relaciones heterosexuales. Concretando, hay una diferencia de un 30% a favor de los primeros. ¡Un 30%! Los hombres heterosexuales llegan al orgasmo en un 95% de sus relaciones sexuales y las mujeres heterosexuales, en un 65%.
Estos datos salen de un estudio realizado en Estados Unidos que también analizó otras orientaciones sexuales y el porcentaje resultó no ser tan diferente: hombres homosexuales llegaban al clímax en un 89% de las ocasiones, hombres bisexuales en un 88% y mujeres lesbianas en un 86%. En el caso de las mujeres bisexuales el porcentaje bajaba a un 66%.
Los motivos de esta diferencia en el caso de relaciones heterosexuales cabe buscarlos en la idea social que existe sobre el sexo y el género: un encuentro sexual “tradicional” empieza con una erección y acaba con la eyaculación, el coito es el centro de las relaciones sexuales (cuando no siempre es la práctica más placentera para nosotras), el orgasmo de la mujer está en segundo plano, algunas mujeres pueden sentir más vergüenza respecto a la sexualidad, puede que se hayan explorado menos y por lo tanto conozcan poco su placer, puede que les cueste pedir lo que quieren.
Un sexo feminista es corregir estas desviaciones para que tanto hombres como mujeres podamos disfrutar de nuestro placer. También es entender que tenemos todo el derecho a decir sí y a decir no, que no tenemos que dejarnos llevar por presiones, que hay conductas que aunque se hayan hecho así “toda la vida” son inadmisibles porque nos sitúan a las mujeres como objetos a disposición del hombre. Un sexo feminista es tomar un papel activo en nuestra sexualidad, situarnos como sujetos que deseamos y decidimos. Y todo eso pasa por una buena educación sexual igualitaria que desmonte todos los prejuicios de género.
Cómo es el sexo feminista.
DECÁLOGO PARA UN SEXO FEMINISTA
Toca darle la vuelta definitivamente a todo lo anterior por dos motivos muy claros. El primero porque todo en esta sociedad –y eso incluye las relaciones sexuales– debe ser visto desde la igualdad. El segundo, porque a mayor igualdad, mayor satisfacción. Y las mujeres nos merecemos ya disfrutar plenamente y sin remordimientos de nuestra sexualidad.
Así que vamos a aplicar una mirada feminista al sexo:
Las mujeres no somos objetos para el placer del hombre, somos sujetos de nuestro propio placer.
No hay que avergonzarse por querer disfrutar del sexo.
La liberación sexual consiste en hacer aquello que apetece hacer, ni más ni menos. Consiste en no autolimitarnos bajo creencias sociales. La liberación sexual consiste en decidir nosotras, no en dejarnos llevar.
Tenemos que saber qué nos gusta y cómo. Para ello, hay que explorar el cuerpo y las fantasías. Hay que conocerse para poder disfrutar.
Tus gustos son perfectamente válidos. Di qué te agrada y qué no.
Tanto el placer masculino como el femenino son igual de importantes. Un encuentro sexual no acaba cuando el hombre eyacula, acaba cuando ambas personas están satisfechas.
El placer (no el coito) ha de ser el centro de las relaciones. La penetración puede ser una práctica muy excitante tanto para hombres como para mujeres o puede no serlo. Hay mujeres a las que les puede excitar más una estimulación directa del clítoris o de otras zonas erógenas. Y no son incompatibles unas prácticas con otras, hay tiempo para todo.
Se ha de poder decir no cuando es no, iniciar encuentros sexuales cuando nos apetece, proponer y decidir sobre los métodos anticonceptivos a usar. Todo esto sin inseguridades ni reparos.
Las prácticas eróticas a realizar se consensuan. Esto es ir más allá del consentimiento, donde alguien propone y la otra persona acepta. Consensuar implica un papel activo por ambas partes en las que ambas personas podemos decir qué nos apetece, cuándo y cómo.
Decálogo para un sexo feminista.
Todo esto tiene, de rebote, un efecto positivo en la sexualidad de los hombres que se van a quitar muchas presiones que les perjudican en su desempeño y disfrute. A lo mejor, quién sabe, a la larga también irá cambiando la visión social del sexo, quizás la pornografía tendrá una visión más igualitaria, erotizaremos otras prácticas sexuales, habrá menos roles de poder… La revolución sexual será feminista o no será.
La revolución sexual será feminista o no será.
BIBLIOGRAFÍA
- https://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1889-18612021000100001
- https://www.rips.cop.es/pdf/art382020.pdf
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Consultas y dudas sobre Por qué el feminismo es necesario en el sexo
Hola, soy Patricia, vivo en un territorio del sur de Colombia que se llama Florencia - Caquetá, denominada la puerta de oro de la amazonia colombiana. Desde hace unos 6 años, vengo aprendiendo y trabajando en educación sexual desde el enfoque erótico, todo lo aprendido es a través de lecturas, siguiendo a profesionales del tema, y quiero seguir aprendiendo, Por esto, me gustaría si me pudieses hacer el favor de facilitarme documentos o libros en los que me pueda ilustrar sobre el tema. Su articulo esta muy bueno.Sororo abrazo.Patricia Mijina
Respondido por Lucía Jimenez el 13/02/24
Pregunta a la sexóloga