Tipos de apego | Cómo influye en tus relaciones

¿QUÉ ES EL APEGO?

Los tipos o estilos de apego son uno de los temas más importantes a la hora de entender las relaciones humanas y la manera en la que nos vinculamos afectivamente. Hay algo de confusión acerca del apego debido a que el significado que le atribuimos coloquialmente no es exactamente el mismo al cual la literatura científica alude. Cuando nos referimos al apego en psicología hablamos de un mecanismo evolutivo que permite la supervivencia de la especie mediante la colaboración con otros individuos.

Este mecanismo tiene mucho que ver con cómo reaccionamos o nos sentimos cuando compartimos nuestro mundo emocional con otras personas, y ha venido siendo estudiado ampliamente desde hace años. Es importante que comprendamos de dónde viene el concepto para que entendamos cómo repercute en nuestras relaciones.

¿Qué entendemos como apego?

ORÍGENES DE LA TEORÍA DEL APEGO

La Teoría del Apego fue desarrollada por el psiquiatra y psicoanalista infantil John Bowlby en los 60, la definió como una tendencia natural de los recién nacidos a buscar y establecer lazos emocionales íntimos con determinados individuos, soliendo coincidir con lxs principales cuidadorxs (madre, padre…) Nuestra capacidad para regularnos tendrá que ver con cómo la figura de apego principal se relacione con nosotrxs: su gestión emocional, su capacidad para sintonizarse y responder a nuestras demandas.

Otra gran investigadora sobre el apego fue la psicoanalista estadounidense Mary Ainsworth, que mediante su estudio de “la situación extraña” determinó los distintos tipos de apego. (Muy recomendable ver alguno de los vídeos sobre la investigación que circulan por internet). Ainsworth descubre que cuanto más estable y seguro es el vínculo con la figura de apego, mayor es la libertad del niño para explorar su entorno y aprender de él, y con más facilidad es capaz de regular sus emociones.

Representación de "La situación extraña".

TIPOS DE APEGO EN LA INFANCIA

En función de las distintas reacciones que los niños presentaban en el estudio, definió los siguientes tipos de apego:

• Seguro: cuando la figura de apego se separa, sienten algo de ansiedad, pero son capaces de regularse. Muestran conductas de exploración en el entorno y cuando su figura vuelve, la reciben positivamente.

• Evitativo: estxs niñxs mostraban indiferencia ante la separación del adulto, al igual que poco interés por su contexto. Al volver, ignoran o evitan a la figura.

• Ansioso: muestran mucha ansiedad ante la separación, y tienen mucha dificultad para calmarse. Apenas exploran el contexto por la angustia que experimentan, y cuando la figura de apego vuelve, tardan mucho en poder calmarse y sentirse confiadxs.

• Desorganizado: como la palabra indica, tienen inconsistencia en sus respuestas. Pueden sentir mucha angustia ante el abandono, pero al reencontrarse, mostrar total indiferencia. No tienen un patrón claro, y suelen ser niñxs que provienen de hogares con violencia o muy desestructurados.

Estos patrones de comportamiento que formamos durante la niñez, marcarán el recorrido de nuestro desarrollo, pero en ningún caso serán determinantes. El tipo de apego se puede moldear en la adultez, ya que la figura de apego pasa de ser el cuidado principal a ser los amigos o la pareja. Un vínculo sano, estable y seguro en la adultez puede ayudar a cultivar un apego consistente, al igual que experiencias inseguras pueden desencadenar un estilo más inseguro.

Los tipos de apego durante la infancia.

¿DE QUÉ MANERA SE MANIFIESTAN LOS TIPOS DE APEGO CUANDO SOMOS ADULTXS?

Los adultos somos más abstractos, y sustituimos la cercanía física por la emocional, con saber que la otra persona estará ahí. Estos patrones de vinculación se evidencian sobre todo en las relaciones de pareja, pues es en las que se construye mayor intimidad y las estrategias más tempranas se manifiestan con más facilidad.

Así se expresan los estilos de apego en la adultez:

• Apego seguro: tenderá a generar relaciones de confianza, tendrá una buena autoestima y se sentirá a gusto compartiendo sus sentimientos con las personas de su confianza. Además, cuando necesiten ayuda, se sentirán tranquilxs pidiéndola.

• Apego ansioso: sentirán preocupación sobre si su pareja los quiere, son muy demandantes, experimentan inseguridad respecto al vínculo y mucha ansiedad cuando terminan las relaciones. Muestran mucha dificultad para autorregularse, y tienen reacciones muy intensas. Estas personas pudieron tener durante la niñez figuras poco predecibles, que a veces les asistían y otras no, por lo que se sienten siempre alerta ante la posibilidad de que el otro no les vaya a dar apoyo o les puedan abandonar.

• Apego evitativo: suelen tener poca conexión con sus propias emociones y las de los demás, viven las necesidades de lxs demás como exigencias y tienden a sentirse invadidxs. Suelen incomodarse ante la idea de crear intimidad con alguien y depender de otrxs (es probable que en la infancia no recibieran el cuidado necesario, y se vieran obligadxs a suprimir sus necesidades para no sufrir).

• Apego desorganizado: transitan emociones intensas de amor-odio. No logran situar a la otra persona. Pueden tener mucho miedo al abandono, pero no mostrar ninguna conducta de protesta.

Diagrama de tipos de apego.

¿QUÉ TEME CADA TIPO DE APEGO?

Pongamos que cada tipo de apego tiene una zona en la que se siente en peligro y activará una serie de estrategias para reestablecer su seguridad.

El apego ansioso entrará en zona de peligro cuando sienta que su apego está en riesgo, ejecutando “conductas de activación”. Las conductas de activación son emociones, pensamientos y comportamientos destinados a acercarte física y emocionalmente a la pareja. En cuanto se recibe una respuesta afirmativa de que todo está bien, el sistema de apego se calma y se vuelve a la tranquilidad. Las personas con estilo ansioso tienden a ser muy suspicaces con las demás personas y a interpretar los mensajes neutros como negativos, porque su sistema nervioso es hipervigilante y constantemente buscan pistas de que la otra persona les pueda “traicionar”.

El apego evitativo entra en zona de peligro cuando siente que la intimidad está siendo demasiado intensa. Recurren a “conductas de desactivación” para reprimir el sistema de apego, cuya función biológica es la de acercarte a la persona significativa. Algunas de estas estrategias son: fijarse en las pequeñas imperfecciones, obsesionarse con un ex “fantasma”, flirtear con otras personas, vincularse con personas “no disponibles” con las que no hay futuro e incluso tener pensamientos despreciativos hacia la otra persona.

Los tipos de apego en adultxs.

¿Es casualidad que muchas personas con tendencia ansiosa acaben con personas evitativas?

Parece contradictorio que alguien que evita la intensidad y proximidad emocional se sienta atraidx por una persona que querrá cada vez más y buscará demostraciones de amor. La mente humana es demasiado compleja, y tal y como explica la teoría de “La Profecía Autocumplida”; terminamos colaborando a que nuestras creencias se cumplan. La persona evitativa saldrá de esa relación pensando que nada de lo que haga será suficiente, que siempre le piden más y que las personas son dependientes. Y la ansiosa sentirá que no puede fiarse, que siempre la abandonan o rechazan, y que nadie le dará lo que necesita.

Apego ansioso y apego evitativo.

Esto no quiere decir que sea imposible que una relación de este tipo funcione, simplemente existirá una diferencia en cuanto a las necesidades emocionales relativas a la intimidad y el compromiso sobre las cuales se podrá trabajar si se hacen conscientes.

La mejor manera de regularse cuando se tiene un estilo inseguro es formando parejas con personas con estilos más seguros, ya que tal y como lo explica la “paradoja de la dependencia”, cuanto más eficiente es la dependencia mutua entre las personas, más independientes y audaces se vuelven. Esto quiere decir que la persona ansiosa conseguirá mantener su sistema de apego calmado, y la evitativa podrá acercarse poco a poco sin sentirse invadida.

El sistema de apego es complejo, tiene una base neurobiológica y es mutable. Lo más importante es entender que un estilo de apego no define a una persona ni a una relación. Conocer las tendencias personales nos permite entender y equilibrar nuestra historia personal y nuestras relaciones.

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